Cuando nacemos llegamos a este mundo con una inhalación, cuando morimos nos despedimos con una exhalación. Entre esos dos puntos todo es cambio, evolución, continuo movimiento sin embargo nuestra respiración permanece constante acompañándonos en cada momento de nuestra vida.
La respiración permite la conexión entre todos los aspectos del ser, en la tradición yóguica se dice que es la conexión entre el mundo externo e interno, es el proceso mediante el cual adquirimos y movemos energía (prana) de manera constante, con cada inhalación y exhalación. Ese flujo de energía no siempre fluye sin obstáculos, debido a las diferentes situaciones por las que atraviesa nuestra mente como por ejemplo la aparición de estrés, nuestra respiración varía acortándose y haciéndose menos efectiva, dificultando ese flujo de energía vital y produciendo efectos negativos en nuestro organismo. Simplemente centrando nuestra atención en nuestra respiración natural observaremos como tras un pequeño espacio de tiempo nuestras emociones se calman ligeramente, el ritmo respiratorio se ralentiza y el flujo de aire que entra y sale de nuestro cuerpo se vuelve más armonioso.
La respiración es el reflejo de nuestras emociones, siéntate, cierra los ojos y observa.
