ESPIRULINA:
La espirulina es una cianobacteria que proporciona una alta concentración de proteínas completas de alto valor biológico, con alto contenido en triptófano que regula el apetito, el sueño y mejora el estado de ánimo. Es una importante fuente de ácidos grasos omega 3 con propiedades antiinflamatorias, antihipertensivas, su contribución al mantenimiento de niveles normales de colesterol en sangre y al funcionamiento normal del cerebro y del corazón.
Es rica en antioxidantes, enzimas, clorofilas, vitaminas A, E, K, del complejo B tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina (B3), ácido pantoténico (B5), ácido fólico (B9) y minerales como el hierro, magnesio, potasio, cobre, manganeso y zinc. Todas relacionadas con el aporte de vitalidad y energía al organismo, con la reducción del daño oxidativo en las células, el funcionamiento óptimo de los huesos, músculos, cerebro y sistema inmunitario entre otras.
Estudios recientes sobre las propiedades de la espirulina sugieren que las clorofilas son sustancias capaces de unirse y eliminar toxinas, oxidantes y metales pesados que se sabe que causan cáncer. Por ejemplo, los hidrocarburos aromáticos policíclicos del humo del tabaco o aminas heterocíclicas que se encuentran en la carne, inhibiendo su absorción gastrointestinal. Otros estudios han confirmado que su consumo podría ser beneficioso en el diagnóstico de la disbiosis al inhibir el crecimiento de ciertas bacterias y promover el de especies probióticas. También presenta propiedades hipolipidémicas, hipoglucémicas y antihipertensivas útiles en la prevención y tratamiento del síndrome metabólico.
Es un estupendo alimento para deportistas gracias al aporte de antioxidantes, magnesio como relajante muscular imprescindible en la recuperación y zinc fundamental en la mejora de la resistencia.
* Para obtener los beneficios mencionados, su consumo debe de ser regular, en cantidades proporcionales a su actividad y siempre tienen que ir acompañados de una alimentación y estilo de vida saludable.