CÚRCUMA:
La curcumina es el principal compuesto bioactivo responsable de las múltiples propiedades que posee la cúrcuma. Se ha demostrado científicamente que es un potente antioxidante, antiinflamatorio, anticancerígeno y hepatoprotector con efecto preventivo y terapéutico contra el cáncer, enfermedades autoinmunes, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, enfermedades neurodegenerativas y metabólicas o enfermedades inflamatorias digestivas.
El potencial anticancerígeno se debe a la capacidad que posee para suprimir la proliferación de distintos tipos de células tumorales y de impedir la acción dañina de los radicales libres al ADN celular. Gracias a su capacidad como limpiador hepático puede utilizarse para aliviar los efectos tóxicos de los medicamentos de la quimioterapia estimulando la desintoxicación del organismo. Estudios epidemiológicos han podido relacionar el consumo frecuente de la cúrcuma con las tasas más bajas de cáncer de mama, próstata, pulmón y colon.
Además la cúrcuma es fuente de calcio y rica en fibra, minerales como el hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc y manganeso y vitamina E.
Curiosidad: la curcumina es de baja biodisponibilidad. Al ser liposoluble aumenta su biodisponibilidad en el organismo conjugándola con otros compuestos ricos en grasas insaturadas o con peperina de la pimienta negra. También lo ideal es añadirla una vez haya terminado la cocción para evitar la menor pérdida de curcumina.
* Para obtener los beneficios mencionados, su consumo debe de ser regular, en cantidades proporcionales a su actividad y siempre tienen que ir acompañados de una alimentación y estilo de vida saludable.