Mucho de lo que veo, escucho, o me encuentro en muchas de las personas a las que atiendo dietéticamente, me ha llevado a darme cuenta de que vivimos acelerados, y creo que ya es una obvia realidad.
Casi da igual a lo que te dediques, tu horario, si tienes una familia, si vives solo en casa y te encargas de todas las tareas… Pasa un día, otro, y otro, y el siguiente y cuando echamos la vista atrás nos encontramos con que es muy poco el tiempo que realmente nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestra familia, a nuestro amigos, y a nuestra vida personal en general.
Alimentarnos se convierte en un trámite para seguir viviendo. Tendemos a quitarle tiempo, dedicación… Comemos cuando y donde podemos, y lo que nos apetece, sin pensar en lo que nuestro cuerpo necesita, y peor aún, sin ser consientes de lo mucho que nos afecta, tanto en nuestra salud, como en nuestro estado de ánimo.
Nuestra alimentación no es una cosa más que hacemos en nuestra vida, nuestra alimentación es nuestra vida. “Quien hoy no tiene tiempo para cuidar su salud, algún día tendrá que tener tiempo para cuidar su enfermedad”
Echa el freno, analiza que estás haciendo en tu vida y decide qué ajustes quieres hacer para mejorar tu experiencia en ella. No se trata de que lo dejes todo y vivas sin responsabilidades ni ataduras; que aunque podría ser una solución, no siempre es posible. Simplemente párate a pensar que aspectos básicos y cotidianos como tu alimentación, tu comunicación, tu descanso, entre muchas otras cosas, puedes adaptar para vivir más y estar más feliz.
Yo os animo a empezar por dedicarle más tiempo a vuestra alimentación, que estoy segura de que es algo imprescindible para disfrutar de una vida larga, y completa ✨✨✨✨
#Slowlife #Slowfood