El Yoga ha sido y es objeto de estudio por su demostrada eficacia en la reducción del estrés y la ansiedad, el insomnio así como la reducción de tensiones y dolores a nivel físico. Parte de esa eficacia reside en la toma de conciencia.
Los estímulos constantes que nos bombardean cada día desvían nuestra atención, haciendo que nuestra mente viva dispersa en un mundo de prisas, donde solo hay tiempo para lo superficial y lo inmediato. El Yoga nos acerca un poquito más a nuestra esencia, nos ayuda a mejorar nuestra atención, aprendiendo a concentrarnos en el momento, en el lugar, construyendo mentes despiertas y eficientes, permitiéndonos disfrutar de cada momento vivido. Durante la práctica hay varios aspectos que nos ayudan a mejorar esa conciencia y atención. La respiración, observando cada inhalación y exhalación de nuestra respiración natural. Las sensaciones, prestando atención a que sensaciones provoca en nuestro cuerpo y mente cada movimiento como aburrimiento, exaltación, sensación de estiramiento, placer…no importa si son negativas o positivas es importante observarlas. La mente, tomando conciencia de los pensamientos que van y vienen mientras vamos cambiando entre postura y postura.
Con el tiempo poco a poco iremos sin darnos cuenta trasladando esta manera de respirar, de pensar, de sentir a la vida diaria, viviendo de manera más consciente y presente, mejorando nuestra relación con nosotros mismos y con aquello que nos rodea, viviendo quizás de manera más simple y feliz.
